El coaching general, es un método de empoderamiento personal.

En concreto, consiste en usar una serie de herramientas enfocadas en la resolución de problemas personales y profesionales.

 

Aspectos como la autoestima, el autoconocimiento, las relaciones interpersonales, el autocuidado… Entran en el espectro de acción del coaching.

 

En este artículo, vamos a centrarnos en el coaching profesional y lo que tienes que tener claro es que se necesita un facilitador o acompañante altamente formado y capacitado que se encargará de hacer todo este acompañamiento profesional, para que logres todos esos cambios que te has propuesto al inicio del proceso.

Un coach capacitado es un profesional de la psicología con mucha experiencia en procesos de entrenamiento personal para el empoderamiento.

Los mejores coaches son aquellos que previamente han usado esas herramientas en sí mismos y que han aprendido a transmitirlo a los demás.

A raíz de los coaches personales y el éxito de los mismos, las empresas inteligentes decidieron implementar esta disciplina en la estructura troncal de sus empresas.

Fundamentalmente, el coaching empresarial es una disciplina enfocada a orientar y alentar a los equipos de las empresas y en la optimización de desempeño como fuerza principal de trabajo.

El coaching empresarial se realiza a través de la identificación de los obstáculos a los que se enfrentan de forma personal y en equipo para saber cómo superarlos y establecer nuevos márgenes de desempeño.

 

El coaching empresarial también es un proceso de acompañamiento enfocado a desarrollar la creatividad y mejorar el desempeño de todos los empleados, con el objetivo de alinear las metas personales con las profesionales en las empresas en las que trabajan.

 

El coaching empresarial profesional debe cumplir con los siguientes pilares fundamentales:

 

Además, te contamos 4 características del coaching empresarial

 

La esencia de cualquier proceso de coaching son los resultados. Ahora bien, no se puede sacrificar a la persona que está siendo entrenada por los resultados.

¿A qué nos referimos con esto? Es sencillo: un coach debe estar atento en todo momento a las emociones, pensamientos y salud de la persona que se encuentra bajo su tutela, para evitar que se vea afectada de forma negativa al tratar de alcanzar las metas que fueron establecidas al inicio del proceso.

Esto nos lleva a la primera característica del coaching empresarial.

  1. El enfoque en el proceso

El enfoque de cada proceso de coaching será distinto de acuerdo con el tipo de empresa y las metas que busca. Estas metas empresariales deben empatar con las del equipo de alguna forma, de lo contrario no es posible realizar el coaching. Este es el primer aspecto que debe analizar el coach para enfocar su estrategia.

A partir de este punto, el coach tendrá que llevar a cabo diferentes técnicas para identificar las conductas, hábitos, reacciones y otros aspectos del comportamiento que puede mejorar el empleado en entrenamiento para alcanzar dichos objetivos compartidos con la empresa.

  1. La interacción entre el coach y el equipo

Podríamos decir que la base del enfoque de cualquier proceso de coaching es el tipo de interacción que tiene el coach con la persona que está bajo su tutela. El intercambio de información, dudas, expectativas, preguntas, avances, fracasos y otros aspectos de la relación son fundamentales cuando se habla de la interacción. Facilitan que ambas partes (coach y alumno) se involucren de manera entrañable. Vale la pena pensar en el tipo de relaciones que tienen los deportistas de alto rendimiento con sus entrenadores. En este punto es donde los especialistas identifican el inicio del coaching.

La interacción varía de acuerdo con el estilo personal de cada coach; algunos serán más agresivos en la persecución de las metas, exigiendo de los empleados y colaboradores que den más del 100 % de su esfuerzo; otros prefieren la comunicación como base de la interacción. En buena medida esto depende de los objetivos que se hayan establecido al inicio del proceso y del consenso que logre establecer el coach.

  1. La responsabilidad mutua y compartida

Así como la interacción es continua y personalizada durante todo el proceso, la responsabilidad del mismo es mutua y compartida. Al respecto, vale la pena hacer énfasis en que el contexto empresarial puede ser muy competitivo y demandante cuando hablamos de mejorar el rendimiento de los trabajadores. Por esta razón, cualquier proceso de coaching exige que el coach asuma la responsabilidad como algo compartido. El fracaso del tutelado es el fracaso del coach.

Ahora bien, esto no significa que un fracaso sea del todo negativo. Siempre hay una enseñanza en la derrota, y es responsabilidad del coach saber reconocer dicha lección. De ahí que la responsabilidad sea mutua.

Además, compartir la responsabilidad significa que también la carga del trabajo es compartida. Un buen coach lo sabe y se prepara de antemano para exigirse tanto o más que el equipo. En esto radica la diferencia entre un coach eficiente y uno deficiente.

  1. El respeto como base del proceso

Cuando hablamos de respeto no solo nos referimos a la deferencia que debe privar en la relación del coach con el equipo. Hablamos también del respeto a los objetivos planteados desde el principio y a la manera en que tratarán de optimizar el comportamiento y las costumbres del trabajador en su sitio de labores.

Este aspecto está basado en la ética, a la cual debe guardar absoluto respeto el coach en su manera de actuar. Los valores de la empresa deben ser respetados de la misma forma. Es decir, en esa búsqueda del rendimiento no es lícito ni ético forzar a un empleado más allá de lo humanamente posible. Un proceso de coaching no tiene como objetivo formar autómatas, sino ayudar a los trabajadores a ser más eficientes en su trabajo, sin perder aquellas características que los distinguen de sus compañeros.

Estas características son vitales para que un proceso de coaching tenga resultados óptimos en una empresa.

Importancia del coaching empresarial

La importancia del coaching empresarial tiene dos vertientes. Por un lado, reviste de valor el desempeño de los trabajadores, colaboradores y emprendedores; por otro, genera valor para las empresas. Veamos en qué consiste la importancia para cada uno de estos grupos.

La importancia para los trabajadores radica en que esta metodología se enfoca en el aprendizaje. Esto consiste en mantenerse receptivos y dispuestos a la formación constantemente como profesionales para estar al día con lo que las empresas requieren de los trabajadores. Aprender y desaprender resulta esencial en un contexto empresarial en el que cada año surgen nuevas tecnologías y herramientas que vuelven, por un lado, más eficiente el trabajo, pero también más competitivo.

Por el lado de las empresas, el coaching despliega todo su potencial de inspiración y capacitación, con miras a mejorar el rendimiento y la productividad, sin perder de vista el factor humano, el contacto entre los trabajadores y sus metas profesionales y personales. Recordemos que guiar, instruir y acompañar es la base de cualquier tipo de coaching, sin importar su designación comercial.